18 mayo 2009

SARGENT EN ANDALUCIA. Y EN JEREZ...SU FERIA DEL CABALLO

Gitana, 1876
Óleo sobre lienzo, 73,7 x 60 cm.
The Metropolitan Museum of Art. Nueva York



El entusiasmo que Sargent sentía por el arte, la música y la idiosincrasia de nuestro país marcaría de manera significativa su obra.



Foto Calamanda


"Mi caballo se entristece
cuando me ve preocupado.
Se me pone desbocado
y hasta llora algunas veces.
Y es que está bien enseñado".


(Fandango de Huelva de Juan Maria)


Sargent escribiría a su amiga Vernon Lee:

"Me pediste algunas canciones españolas. No encontré ninguna buena. Las mejores son las que se oyen en Andalucía, malagueñas y soleás medio africanas, ritmos sombríos e incansables que es imposible transcribir. Están a medio camino entre las czardas húngaras y las canciones que los campesinos italianos entonan en el campo, por lo general se componen de cinco estrofas y terminan con furia con el tema dominante que se pierde en medio de extrañas florituras y guturales roulades. Las voces gitanas son maravillosamente flexibles..." 



JOHN SINGER SARGENT.
Florencia 1856- Londres 1925


Sargent, Inglaterra 1888
Colección Privada


Hijo de un médico americano emigrado a Italia. Sargent estudió de 1870 a 1874 en la Academia delle Belle Arti de Florencia y en 1874 en el estudio de Carolus-Duran en París.

En 1878 expuso con gran éxito en el Salón de Paris. En 1879 viajó a España, donde descubrió las obras de Velázquez…

En la segunda mitad del siglo XIX, como ya había sucedido un siglo antes, los artistas americanos vuelven a dirigir su mirada hacia Europa y no solamente para aprender, sino para seguir las tendencias que se iban desarrollando.

Sargent se había formado en Europa, en una sociedad de americanos que preferían la vida social y cultural del Viejo Continente.

Aprendió de Carolus-Duran a estudiar con exactitud a sus modelos. Su género preferido fue el retrato, en el que mostró gran destreza.

Aunque en sus obras se pueden apreciar las influencias de Wistler, con el que tenía mucha amistad, de Velázquez y otros artistas españoles, supo expresar con gran maestría su propio lenguaje artístico.

Se le comparó como el Van Dick de los tiempos modernos.

Sargent fue considerado retrospectivamente como el último gran representante de la tradición clásica del retrato.

También está valorado como uno de los mejores acuarelistas.

La vida hogareña de Sargent estuvo rodeada de refinamiento y fuera de ella le influyó de manera definitiva la belleza de Florencia. Gracias a todo ello, cuando Sargent llegó a París, no sólo era un buen dibujante y pintor, sino que tenía un gusto refinado y cultivado, esto influyó de manera definitiva en su carrera.

Su calidad estadounidense, aunque es reclamado como ciudadano del mundo, se detecta en su facilidad para absorber impresiones, en la sutileza de sus métodos, cualidades que son características de lo mejor del arte estadounidense.

Pintor de retratos frívolos a la moda, con una técnica superficial y efectista capaz de disfrazar un idealismo insustancial.”
(German Bazin, historiador)


Foto Calmanda

"Y se amaron
dos caballos,
mire usted que
maravilla..."


Foto Calamanda


"...En la Plaza de la
Mancha,
en el patio de cuadrillas,
se enamoró mi
caballo
de una yegua de Castilla..."

(Sevillana de los Hermanos Reyes)


Foto Calamanda


Sargent, quería que se le identificara como un pintor de la vida contemporánea. Su elección de temas pertenecía a la tradición consolidada del naturalismo rural, pero conjugados con una especial y moderna sensibilidad enfocada hacia la luz y el color.

Sus obras modernas y atrevidas dejan ver la influencia de artistas como Whistler y Degas, pero son excepciones.

Sargent solía pasar los veranos fuera de París, desplazándose a lugares exóticos, Capri en 1878, España 1879, Marruecos 1880, Venecia en 1880-1881-1882. Deseaba conocer el ambiente y el paisaje de lugares lejanos, buscar temas pintorescos que luego pudiera plasmar en las exposiciones anuales del Salón de París, lugar en el que se forjaba la fama de los artistas y se consolidaba su carrera. Sargent se diferenciaba de los demás por su inclinación a los efectos estéticos y hacia el refinamiento pictórico.
Las composiciones de Sargent se distinguen por su manera de interpretar el espacio y la atmósfera.

Admiraba la obra de Manet, era amigo de Monet y demostraba un gran empeño en dejar su impronta como innovador y como individualista.

Sargent en sus primeros años de juventud emprendió una doble vía como retratista y como pintor de género. Posiblemente no sabría todavía qué camino iba a tomar su trabajo y no se decidía a comprometerse con ninguna rama del arte. Como retratista dependía de los encargos que le hicieran, mientras que los cuadros de género los enviaba a las exposiciones.

En 1879, Sargent viaja al Sur, a España, aunque no en verano, sino en otoño. Su objetivo principal era el Museo del Prado, donde estudió la obra de Velázquez que para los artistas de la generación de Sargent, Velázquez era un protomodernista, cuyo dominio de los valores tonales le permitía reproducir una imagen de la realidad sin fisuras. Un buen número de artistas progresistas habían viajado a Madrid antes que él. Sargent hizo al menos 10 copias de los cuadros de Velázquez que hay en el Prado, entre otros “Las Meninas”, “Las Hilanderas”, La Fragua de Vulcano” y retratos de enanos y bufones.
Sargent aprendió allí el dominio de la luz y el valor tonal, la fluidez y el refinamiento de la pincelada, la representación del espacio atmosférico, que tendría grandes repercusiones en su arte. Las copias que hizo en Madrid y en Haarlem, marcan su iniciación, dejaba de ser un estudiante para convertirse en un pintor maduro.

Las experiencias de Sargent en España lo convertirían en un ardiente hispanista. España estaba de moda en París, tanto en el ámbito del arte, como en el de la literatura y la música
, Sargent ponía ante sus ojos una cultura nueva. Goya y el Greco se sumaron a Velázquez en su lista de maestros antiguos dignos de veneración.

En una carta que dirigió, unos años después de su viaje en 1879 a España, a su amiga Violet Paget (adoptó como escritora el seudónimo de Vernon Lee) le decía lo que tenía que ver:
"En Toledo no dejes de visitar una iglesia que hay dentro de la muralla con la tumba de un cardenal, obra de Berruguete y un imponente cuadro del Greco en otra iglesia. Antes era casi imposible poder contemplar el San Francisco de Alonso Cano de la Catedral y había que dirigirse por escrito a un cardenal por lo menos. En Madrid hay una capilla fuera de la muralla que está totalmente decorada por Goya, San Antonio de la Florida, y también hay unos Goyas magníficos en la Alameda del Duque de Osuna, aunque no sé dónde está la tal Alameda, y en la Academia de San Lucas, en donde, además de los cuadros podrás ver las pruebas originales de sus álbumes de grabados.
No juzgues a Goya sólo por las obras del Prado y del Escorial”.


(Carta de 1888, Documentos de Vernon Lee, Colecciones especiales, Millar Library, Colby Collage, Maine)


Desde Madrid, Sargent se dirigió al Sur con amigos en Noviembre de 1879, recorriendo el camino a través de la serranía de Ronda. Visitó Sevilla, porque se conserva un dibujo de un café sobre el que está apuntado el nombre de la ciudad (Isabella Stewart Gardner Museum-Boston).

Viajó a Granada.

Patio de los Arrayanes de la Alhambra, 1879
Óleo sobre lienzo, 52 x 43,2 cm
Colección Privada


Sargent de todos los edificios que conoció a lo largo de sus viajes por España y Marruecos, el que más le impactó fue la Alhambra, no nos puede extrañar porque no ha sido la única persona enamorada de esta bonita obra maestra árabe que se alza sobre Granada. El palacio figura en muchos cuadros y álbumes de grabados desde principios del siglo XIX.

La Alhambra inspiró el relato clásico de Washington Irving titulado “Cuentos de la Alhambra”, que se publicó por primera vez en 1832.

Sargent pintó al óleo y a la acuarela los elegantes patios del palacio, a los que da vida a través del juego entre las luces y las sombras.

En el cuadro “Patio de los Leones de la Alhambra”, Sargent crea una composición simétrica de vanos en arco y esbeltas columnas, dorados por la luz crepuscular. Se perciben dentro de la arquería una serie de espacios vagos y misteriosos; respeta las reglas de la forma y de las proporciones arquitectónicas, utiliza una pincelada libre.



Patio de los Leones de la Alhambra, 1879
Óleo sobre lienzo, 47,6 x 80 cm.


Posteriormente, Sargent volvería a la Alhambra para copiar detalles de su decoración cuando empezó a trabajar en un proyecto de mural para la Boston Public Library. Esta obra que se iba a basar originalmente en el tema de la literatura española, finalmente se inclinó por el del “Triunfo de la religión” y que mantendría ocupado a Sargent desde 1890 hasta su muerte en 1925.

La arquitectura de la Alhambra le proporcionó a Sargent una gran fuente de inspiración. El baile y la música flamenca otra muy distinta.

Sargent que era un gran aficionado a la música, se quedó fascinado con los ritmos violentos y sones desconocidos hasta ahora para él de la música gitana y la gran espectacularidad del baile flamenco.


“El Jaleo”,1880-1882
Isabella Stewart Gardner.
Museo Boston



Estamos, pues, de acuerdo en que este enorme cuadro es sólo un boceto. Pero dicho esto, ¡Qué fantasía tan valiente y viva! ¡Qué animación! ¡Qué finura de inteligencia detrás de la impresión! ¡Y la belleza de la materia, la belleza del color! ¡Caramba! Es como si estuviera uno allí. Siente uno nostalgia de Granada o de Jaén porque esa gran muchacha revoloteando en primer plano, esos andaluces rasgando la guitarra sentados al fondo, contra la muralla gris y desnuda, y esas gitanas estremeciéndose de placer en las sillas, a la derecha, no proceden, se lo juro a ustedes, de la ópera cómica y resultarían ridículos entonando una romanza”.

(Olivier Merson, “Le Monde Illustré”)




En el Salón de 1882, “El Jaleo” de Sargent cosechó un gran éxito y fue el cuadro más comentado de aquel año.


Foto Calamanda


El entusiasmo que Sargent experimentaba con la música española no decayó a su vuelta a París.

En 1883, Sargent escribía a su amigo el compositor Emmanuel Chabrier, invitándole a un concierto en su estudio:
“¿Le gustaría oír una malagueña y una soleá maravillosamente cantadas por una cantante flamenca de pura sangre, una magnífica contralto con una voz increíblemente profunda y gutural? Me agradaría que varios músicos y artistas, así como algunos aficionados, la oyeran, pues así algunos podrían pedirle que cantara en sus soirées. Cualquiera sabe si los ignorantes serán capaces de apreciarla, pero en todo caso a usted le fascinará, mi querido andaluz”.
No habría pasado ni un mes de esto cuando Sargent asistió a la interpretación de la famosa rapsodia de Chabrier titulada “España”.
Sargent posteriormente le envió al compositor un boceto al óleo titulado “Bailaora gitana española”, con la nota siguiente:

“Aquí está la pequeña flamenca que le prometí hace tiempo. Implora su indulgencia.
Todavía tengo el baile de San Vito por haber ido ayer a oír a Lamoreux (orquesta parisina). Con “España” se queda uno de pasmo. Poco faltó para que lanzara el sombrero, el paraguas y los cigarros a la orquesta
”.

(Carta del 21 de enero de 1884, en Delage y Durif)


“Bailaora gtana española”, 1879-1880
Colección privada.
La Bailaora gitana española del señor Sargent es la obra más original del Salón, para quienes no conocen a Goya. En ella se pone de manifiesto la inspiración del maestro de las “Manolas” y de “Los Caprichos”. Hallamos aquí su magistral movimiento y su fantástico claroscuro que relumbra y entenebrece”.

(Henry Moussaye, crítico influyente en “La Revue des Deux Mondes”)
Foto Calamanda


En 1890 en un estudio neoyorquino, Sargent dio una fiesta en honor de la bailaora española “La Carmencita”, cuya carrera quería potenciar y que más tarde pintaría en un retrato de cuerpo entero.

“La Carmencita”, 1890
Musée D´Orsay. Paris


Sargent entretenía a sus modelos con grabaciones de música española, de la que tenía una abundante colección. Regaló discos de música española a su amiga Isabella Stewart Gardner y que todavía hoy se conservan en los archivos del museo de Boston que lleva su nombre.

Añadió el nombre de Albéniz a sus compositores favoritos (Richard Wagner, Gabriel Fauré) y defendía los valores de la música española.

El boceto al óleo que Sargent regaló a Chabrier era el trabajo preparatorio de la bailaora flamenca, de la figura principal de su estupenda composición de “El Jaleo”. Ambas obras tienen el vestido y el revoloteo del chal.
Foto Calamanda


"Bodeguero:
El catavino,
la venencia en la mano
y tú conmigo.
En el silencio,
la solera es el alma
de Dios durmiendo.
¡Alza tu copa
que quiero darte un beso
por cada bota!

Foto Calamanda


"Vendimia:
Ya tienen prisa
que la luz aparece
por la albariza.
Vendimiadores
con el cesto vacío
en los albores.
Pero, al regreso,
el paso aminorao
de tanto peso.

(Sevillanas de los hombres del vino.Pilar Paz Pasamar)

Foto Calamanda


“El baile español”, 1879-1880
Óleo sobre lienzo, 88,2 x 83,7 cm.
The Hispanic Society of America. Nueva York



Sargent recrea en esta obra un baile que había visto en Granada. Tres parejas iluminadas por el resplandor de los fuegos artificiales, bailan en la noche. No podemos apreciar los músicos que se encuentran en último término, pero se puede percibir perfectamente la animación del baile. Esta obra recuerda un famoso cuadro de Whistler titulado “Nocturno en negro y oro: La Caída del cohete”.


Foto Calamanda


"La prima que canta
y el bordón que llora
y el tiempo callado
se va hora tras hora.
Cantares, cantares, cantares..."
(Popular. M. Machado)

Sargent. "Gitana".1876


Bibliografía:
Los Grandes Maestros de la Pintura.
Mil Pinturas de los Grandes Maestros.
Museo de Arte de Brooklyn, Nueva York.
Sargent. Turner.
Isabella Steward Gardner. Museum. Boston.


Foto Calamanda


"Yo tengo un caballo blanco
que solo lo monto yo..."

"Tiene un
lunar en la
frente
tan negro como el carbón..."

(Manuel Molina)




Sargent continuará...


¡Oh ciudad de los gitanos!
En las esquinas banderas.
La luna y la calabaza
con las guindas en conserva.
¡Oh ciudad de los gitanos!
¿Quién te vió y no te recuerda?
Ciudad de dolor y almizcle,
con las torres de canela.

*
Cuando llegaba la noche,
noche que noche nochera,
los gitanos en sus fraguas
forjaban soles y flechas.
Un caballo malherido,
llamaba a todas las puertas.
de vidrio cantaban
por Jerez de la Frontera.
El viento, vuelve desnudo
la esquina de la sorpresa,
en la noche platinoche
noche, que noche nochera.

(F.Garcia Lorca)